Chapter 535
Chapter 535
Capítulo535
De repente recordó que este es el hospital, en el que estuvo Clara.
Alejandro hizo silencio por un minuto, respirando profundamente, con sus labios finos y secos y
susurro-Rodrigo, creo que…… debe gustarle a ella.
¿Qué?
El cigarrillo entre los labios de Rodrigo t tembló tres veces, y casi se cayó.
Aunque la gente podía observar, que Alejandro llevaba largo tiempo enamorado de Clara sin darse
cuenta.
Pero escuchar a este bastardo admitir este hecho con sus propios oídos todavía hacía que la gente
se sintiera sorprendida.
-Me enamoré de Clara, así que quiero que vuelva conmigo. Quiero intentar
.recuperarla.
Alejandro levantó repentinamente la cabeza, su voz tembló ligeramente mientras daba a conocer
sus intenciones.
Esos ojos hermosos que eran naturalmente seductores eran profundos y serios en ese momento.
-¿Tú? ¿Perseguir a una mujer? ¿Eres bueno en eso? ¡¿Estás seguro?!-Rodrigo estaba aturdido
frunció el ceño, haciendo varias preguntas seguidas.
-Todas las personas tienen su primera vez, si no puedes, tienes que intentarlo nuevamente.
Alejandro le miró con sorpresa: -Además si no puedo, todavía tengo tu ayuda.
-¡Este es el momento de pensar en mí! -Los estrechos ojos de Rodrigo estaban boquiabiertos.
-Sé que tú tampoco crees que la puedo recuperar, de lo contrario ya la habrías alcanzado hace
tiempo, ¿verdad?
Alejandro expresaba tonterías, -Pero ahora no tengo personas de confianza, así que sólo puedo confiarte a regañadientes una gran responsabilidad.
Aunque tenía una experiencia sentimental fallida, era cierto que nunca había perseguido a ninguna mujer.
Nunca persiguió a Beatriz, ambos se conocieron en una edad joven, cuando él era un adolescente,
acercarse a él.
En esta ocasión, para Clara, estaba dispuesto a dejar a un lado el orgullo que con tanto esfuerzo había mantenido durante muchos años, y salia a demostrar su amor por ella.
-No es que no se me dé bien ligar con chicas, es que Clara tiene el dinero, la familia y el talento, es
impecable, ¿qué quieres que use para atraerla? ¿Cómo abrirle el corazón?
Rodrigo rozó con desgano su boca: -Yo pensé que ella te amaba profundamente, desde un
principio con una gran locura. No pensé que estuviera tan concentrada en su carrera, ¡y quería ser una reina que no tener un hombre a su lado!
Te tiene pisándole los talones en todos los sentidos, y me tiene muy por debajo de sus
expectativas., asi que ¿cómo esperas que la someta? Ella no meme da ninguna esperanza, ¡y esto
me tiene bastante abatido!
Los finos y fríos labios de Alejandro no se movieron, revelando una rara sonrisa.
-Además, Alejandro, no te echo un jarro de agua fría, hoy en día no eres el tesoro que ella tiene en la palma de su mano, sólo eres un trozo de hierba junto al pozo de estiércol. Es muy difícil
recuperar a Clara. Tienes que estar preparado para fracasar innumerables veces.
-No importa, sólo me importa recuperarla nuevamente. Si ella es asunto tuyo. es
El corazón de Alejandro estaba seguro, sus ojos se enrojecieron, no deseo seguir tropezando: -El resto de mi vida aún es muy largo, y no me gustarán otras mujeres. Sólo a ella, me tomaré un
tiempo.
Tan pronto como las palabras se terminaron, hubo un golpe –
La puerta de la habitación del hospital se abrió de un empujón por la fuerza bruta, Clara llevaba una austera frescura de principios de invierno, su pelo se balanceaba, sus hermosos ojos rebosaban una intimidante luz de ébano, y entró agresivamente.
-¡Alejandro Hernández! ¿No te tomas la medicina que te envié, y tienes que verme para tomartela, quitándote la vida como un juego de niños? ¿Qué demonios quieres decir con eso?Contentt bel0ngs to N0ve/lDrâ/ma.O(r)g!
Clara acababa de entrar, y lo primero que le llamó la atención fue al señor Rodriguez, que estaba sentado en el sofá.
Al ver un cigarrillo colgando entre sus labios, ardió de rabia, se abalanzó sobre él, le arrebató el
-¿No sabes que sus pulmones también tienen lesiones, por eso no puede inhalar el humo? ¡¿Al final eres su amigo o quieres verlo muerto y convertido en un fantasma?
Al ver el aspecto nervioso de la mujer, la sonrisa en sus ojos no pudo evitar hacerse un poco más
espesa.
-¡No
¡Clara, yo no lo pedi en absoluto! -La expresión de Rodrigo era la de un agraviado.
-¡Incluso la persona que trajo el cigarrillo debe salir de aquí, ahora mismo! -Los ojos de Clara
enrojecieron de ira, su esbelta mano de jade se acercó a la puerta para señalar el camino.
Las comisuras de la boca de Rodrigo convergen hacia abajo, lanzando una mirada suplicante a su
buen amigo.
Alejandro ni siquiera le miró, siguiendo débilmente con: -Si te digo que vayas, te vas.
¡Maldita!!
Era como olvidar a los amigos cuando estaba con su mujer.